Abra Pampa - Día 2 Laguna de Pozuelos

Mismo día, pasado el mediodia.

Quedan diecisiete kilómetros, pero son en bajada prácticamente. Un par de vueltas del camino y ya quedamos frente a las primeras vistas de la laguna. Eran pequeñas manchas azuladas en medio de una inmensa planicie amarilla y con marcos de montañas. Sensación engañosa del altiplano, porque aquella llanura era una meseta de más de 3000 metros y la visibilidad es muy superior a la de una ciudad, y lo que parece que está a pocos kilómetros quizás supera los treinta o cuarenta. Un hombre del lugar nos señalaba: -“pasando esa montaña alta de allá, está La Quiaca”-, y La Quiaca estaba a cincuenta kilómetros de nuestra posición. –“y allá, esas cumbres nevadas hacia el este, son de Bolivia”…y Bolivia, al este, está a sesenta kilómetros.

Ya con la Laguna a la vista. El camino llegó a un cruce, para la izquierda llegabamos a la laguna y hacia la derecha a el pueblo de Pozuelos. Doblamos hacia la derecha forzadamente para buscar a dos de los viajeros y nuestras mochilas.

Todos juntos de vuelta, hora de tomar decisiones. Volver por el mismo camino y retomar la ruta hacia la laguna o cruzar el campo hacia la laguna haciendo senda. Decidimos hacer senda por una meseta con arbustos de no mas de treinta centímetros de altura pero con una base leñosa lo que dificultaba el andar con la bicicleta. Después de cruzar un badén con un río en el medio apareció la laguna.Al fin. Llegamos a la Laguna.
Laguna de Pozuelos es un monumento natural de agua salada, en ella habitan aves acuáticas como flamencos rosados con una población de mas de 25000 ejemplares también hay patos, gallaretas, chorlitos y teros que se alimentan de los peces de la laguna. También es hogar de ovejas y llamas que se acercan a pastorear en las orillas.

De vuelta al camino.

Para volver tuvimos que planificar nuevas alternativas. La primera pedalear de vuelta a Abra Pampa con riesgo de que nos caiga la noche a mitad de camino, y la segunda designar un conductor que tome el último colectivo que pasaba por el camino y vuelva a buscarnos en la camioneta. Por la situación la segunda opción fue la mejor.
Los que quedamos merendamos en el refugio, descansamos un poco, nos contamos como vivió cada uno la experiencia y después a juntar leña para recibir la noche en medio de la Puna. El sol bajó detrás nuestro y las sombras se alargaron paulatinamente. Los cerros frente a nosotros se volvían anaranjados y el frío comenzaba a aparecer.

Palpitabamos cada par de luces que aparecian en el horizonte con un binocular.
Encendimos una fogata y a esperar.
Después de mas de dos horas de espera, ya de noche y con mucho frío, llegaron Federico y Raúl en la camioneta.
Fue un día largo, recorrimos aproximadamente 72km en bicicleta por caminos de cornisas, a veces a 3300 m.s.n.m. subiendo, bajando y llegamos hasta los 3970 m.s.n.m.
No tuvimos que lamentar accidentes ni problemas con las bicicletas.
De vuelta en el hostel celebramos el fin del día y el cumpleaños de Carlitos Vera con una cena caliente, churrascos, pollos asados y cerveza.

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